Esta
es la historia de tres hermanos kiwis llamados Otto, Ada y Tototo, que vivían
en un lugar de La Rioja de cuyo nombre me quiero acordar: Lagunilla del Jubera.
Un
día fue al pueblo un vendedor de libros ambulante y ellos descubrieron un libro
de aventuras sobre una persona que vivía en un lugar de La Mancha.
Después de comprar el libro lo abrieron y vieron que tenía todas sus páginas en blanco. Fueron a reclamar al vendedor, pero misteriosamente éste había desaparecido.
Fueron
con el libro a casa y después de mucho pensar decidieron escribir ellos su propia historia en el libro “misterioso”.
Se
llevaron una gran sorpresa cuando se pusieron a escribir en la primera página,
¡ellos aparecieron en el interior del libro!, ¡eran los personajes de la
historia que iban a escribir!
Los
tres kiwis ya no estaban en su casa de Lagunilla, sino en el libro “misterioso”. Pero la casa no estaba
vacía, dentro estaba su gran enemigo: el Búho-ardilla.
El Búho-ardilla pretende dominar los 7
valles de La Rioja y los tres kiwis se lo impiden.
Al
ver desaparecer misteriosamente a los tres hermanos, se acercó al libro y al
cogerlo él también entró dentro del libro, pero apareció unas páginas más
adelante que los kiwis.
Aprovechó
que los kiwis aún no había llegado donde estaba él, para prepararles algunas
trampas.
Páginas
atrás, los kiwis habían conocido al verdadero protagonista del libro: el
hidalgo Don Quijote de La Mancha.
Cuando
los kiwis entraron en el libro se encontraron a don Quijote leyendo aventuras
de caballeros y enseguida se hicieron grandes amigos porque a los cuatro les
gustaba vivir aventuras.
Se
dieron cuenta que si querían salir del libro, ellos tenían que llenar las páginas,
viviendo las aventuras con don Quijote.
Al
día siguiente se pusieron en marcha para rellenar las páginas en busca de
aventuras.
Llegaron
a un pueblo pequeño, en el que vivía Sancho Panza. Les invitó a cenar y a pasar
la noche. Le contaron que iban a vivir aventuras y él decidió unirse a ellos
como escudero de don Quijote.
Sancho
Panza tenía un gato, llamado Spagueti, delgado y alargado, que se hizo muy
amigo de los Kiwis.
Se
quedaron dos días en casa de Sancho Panza planificando el viaje, y al tercer
día se pusieron en marcha don Quijote, los tres kiwis, Sancho Panza y Spagueti.
Para
que el gato de Sancho Panza, Spagueti, no estuviera solo, los tres kiwis
llamaron a su amigo Betito. Betito es un gato mágico que acompaña a los tres
kiwis en sus aventuras, ayudándoles a vencer al Búho-ardilla.
A
la salida del pueblo de Sancho Panza, atravesaron un prado donde estaban
pastando un rebaño de ovejas.
El
Búho-ardilla había transformado a las ovejas en un ejército de guerreros,
dirigidos por el Búho-ardilla para acabar con los kiwis.
Los
guerreros tenía la mirada perdida y repetía continuamente la misma frase:
“Destruir a los kiwis”.
Los
kiwis intentaron pasar entre la multitud de guerreros, pero era imposible. Betito
trajo el libro de los deshechizos. Es
un libro mágico que deshace los hechizos creados por el Búho-ardilla. Lo
abrieron por la página 344 y formularon una frase mágica con la que los
guerreros se convirtieron otra vez en ovejas.
Los
kiwis y sus amigos pasaron ese valle y continuaron su camino.
Llegó
la noche y decidieron quedarse a dormir en una posada que encontraron en el
camino. La posada no tenía habitaciones libres, así que el posadero les ofreció
dormir en su granja.
El
Búho-ardilla había embrujado la posada y los kiwis no encontraban el camino que
les llevaba a la granja. Era como un laberinto. Se separaron y cada uno fue por
un camino, así el que encontrara la granja avisaría con un silbido a los demás.
Fue Tototo el que encontró el camino que conducía a la granja.
En
la granja, don Quijote pensaba que estaba en un castillo y se tumbó en la paja como
si fuera la cama del castillo. Los kiwis y Sancho Panza le dijeron que era simplemente
paja. Al final se durmieron cada uno con su idea de la cama.
Al
día siguiente decidieron bajar a la bodega de la posada. Don Quijote bajó
primero y pensó que los bidones de vino eran ladrones. Cogió su espada y se la
clavó a un bidón. Al salir el vino, él pensó que era sangre. Así que clavó su
espada en todos los bidones. El vino quedó esparcido por toda la bodega. Los dueños
de la posada se desesperaron por tanto destrozo que les dejaron unos caballos
para que se fueran cuanto antes.
Llegaron
a unas montañas. El Búho-ardilla las había convertido en un león gigantesco.
Ada, a la que le gusta mucho la música, le cantó una nana y el león se durmió.
Sorprendentemente, se convirtió en el monte El León Dormido.
Continuaron su viaje y llegaron a una
gran explanada en la que había unos
molinos. El Búho-ardilla se les había adelantado
y los había hechizado, haciendo que tuviesen movimiento. Los molinos fueron
hacia los kiwis para intentar
aplastarlos, pero éstos los esquivaron con su pequeña estatura.
De repente empezó a soplar un fuerte
viento que hizo que las aspas de los molinos empezasen a girar, empezando a
chocar unas aspas con otras.
El viento venía del portal que creó el
Búho-ardilla para regresar él solo a Lagunilla. Los kiwis descubrieron el
portal y fueron corriendo hacia allí, pero un molino más grande que los demás
lo custodiaba.
Don Quijote comenzó a luchar con el
gigantesco molino y los kiwis pasaron por el portal poco antes de que éste se
cerrase. ¡Por poco se quedan atrapados en la historia de don Quijote!
Aunque no consiguieron atrapar al Búho-ardilla,
al menos tenían las páginas del libro completas y estaban a salvo.
Escucharon un pequeño maullido y todos
dijeron a la vez: ¡Spagueti!
FIN
Hola Virctor
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