lunes, 28 de abril de 2014

LOS KIWIS Y DON QUIJOTE



Esta es la historia de tres hermanos kiwis llamados Otto, Ada y Tototo, que vivían en un lugar de La Rioja de cuyo nombre me quiero acordar: Lagunilla del Jubera.
Un día fue al pueblo un vendedor de libros ambulante y ellos descubrieron un libro de aventuras sobre una persona que vivía en un lugar de La Mancha.

 
Después de comprar el libro lo abrieron y vieron que tenía todas sus páginas en blanco. Fueron a reclamar al vendedor, pero misteriosamente éste había desaparecido.
Fueron con el libro a casa y después de mucho pensar decidieron escribir ellos  su propia historia en el libro “misterioso”.
Se llevaron una gran sorpresa cuando se pusieron a escribir en la primera página, ¡ellos aparecieron en el interior del libro!, ¡eran los personajes de la historia que iban a escribir!
Los tres kiwis ya no estaban en su casa de Lagunilla, sino en el libro “misterioso”. Pero la casa no estaba vacía, dentro estaba su gran enemigo: el Búho-ardilla.
El Búho-ardilla pretende dominar los 7 valles de La Rioja y los tres kiwis se lo impiden.
Al ver desaparecer misteriosamente a los tres hermanos, se acercó al libro y al cogerlo él también entró dentro del libro, pero apareció unas páginas más adelante que los kiwis.
Aprovechó que los kiwis aún no había llegado donde estaba él, para prepararles algunas trampas.
Páginas atrás, los kiwis habían conocido al verdadero protagonista del libro: el hidalgo Don Quijote de La Mancha.
Cuando los kiwis entraron en el libro se encontraron a don Quijote leyendo aventuras de caballeros y enseguida se hicieron grandes amigos porque a los cuatro les gustaba vivir aventuras.
Se dieron cuenta que si querían salir del libro, ellos tenían que llenar las páginas, viviendo las aventuras con don Quijote.
Al día siguiente se pusieron en marcha para rellenar las páginas en busca de aventuras.
Llegaron a un pueblo pequeño, en el que vivía Sancho Panza. Les invitó a cenar y a pasar la noche. Le contaron que iban a vivir aventuras y él decidió unirse a ellos como escudero de don Quijote.
Sancho Panza tenía un gato, llamado Spagueti, delgado y alargado, que se hizo muy amigo de los Kiwis.
Se quedaron dos días en casa de Sancho Panza planificando el viaje, y al tercer día se pusieron en marcha don Quijote, los tres kiwis, Sancho Panza y Spagueti.
Para que el gato de Sancho Panza, Spagueti, no estuviera solo, los tres kiwis llamaron a su amigo Betito. Betito es un gato mágico que acompaña a los tres kiwis en sus aventuras, ayudándoles a vencer al Búho-ardilla.
A la salida del pueblo de Sancho Panza, atravesaron un prado donde estaban pastando un rebaño de ovejas.
El Búho-ardilla había transformado a las ovejas en un ejército de guerreros, dirigidos por el Búho-ardilla para acabar con los kiwis.
Los guerreros tenía la mirada perdida y repetía continuamente la misma frase: “Destruir a los kiwis”.
Los kiwis intentaron pasar entre la multitud de guerreros, pero era imposible. Betito trajo el libro de los deshechizos. Es un libro mágico que deshace los hechizos creados por el Búho-ardilla. Lo abrieron por la página 344 y formularon una frase mágica con la que los guerreros se convirtieron otra vez en ovejas.
Los kiwis y sus amigos pasaron ese valle y continuaron su camino.
Llegó la noche y decidieron quedarse a dormir en una posada que encontraron en el camino. La posada no tenía habitaciones libres, así que el posadero les ofreció dormir  en su granja.
El Búho-ardilla había embrujado la posada y los kiwis no encontraban el camino que les llevaba a la granja. Era como un laberinto. Se separaron y cada uno fue por un camino, así el que encontrara la granja avisaría con un silbido a los demás. Fue Tototo el que encontró el camino que conducía a la granja.
En la granja, don Quijote pensaba que estaba en un castillo y se tumbó en la paja como si fuera la cama del castillo. Los kiwis y Sancho Panza le dijeron que era simplemente paja. Al final se durmieron cada uno con su idea de la cama.
Al día siguiente decidieron bajar a la bodega de la posada. Don Quijote bajó primero y pensó que los bidones de vino eran ladrones. Cogió su espada y se la clavó a un bidón. Al salir el vino, él pensó que era sangre. Así que clavó su espada en todos los bidones. El vino quedó esparcido por toda la bodega. Los dueños de la posada se desesperaron por tanto destrozo que les dejaron unos caballos para que se fueran cuanto antes.
Llegaron a unas montañas. El Búho-ardilla las había convertido en un león gigantesco. Ada, a la que le gusta mucho la música, le cantó una nana y el león se durmió. Sorprendentemente, se convirtió en el monte El León Dormido.
Continuaron su viaje y llegaron a una gran explanada en la que había  unos molinos. El  Búho-ardilla se les había adelantado y los había hechizado, haciendo que tuviesen movimiento. Los molinos fueron hacia los  kiwis para intentar aplastarlos, pero éstos los esquivaron con su pequeña estatura.
De repente empezó a soplar un fuerte viento que hizo que las aspas de los molinos empezasen a girar, empezando a chocar unas aspas con otras.
El viento venía del portal que creó el Búho-ardilla para regresar él solo a Lagunilla. Los kiwis descubrieron el portal y fueron corriendo hacia allí, pero un molino más grande que los demás lo custodiaba.
Don Quijote comenzó a luchar con el gigantesco molino y los kiwis pasaron por el portal poco antes de que éste se cerrase. ¡Por poco se quedan atrapados en la historia de don Quijote!
Aunque no consiguieron atrapar al Búho-ardilla, al menos tenían las páginas del libro completas y estaban a salvo.
Escucharon un pequeño maullido y todos dijeron a la vez: ¡Spagueti!

FIN  

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